Termina la temporada de invierno, al menos la temporada económica, porque en cuanto a la temporada meteorológica, vemos que aún perdura.
Muchos negocios, sobre todo de “era reserva”, cierran sus puertas hasta la siguiente temporada, estival o invernal.
Muchos de estos negocios hacen balance de la temporada, y… los resultados de estos, son muy dispares, sobre todo entre los diferentes sectores. Ahora se deja paso al sector de la construcción, sector de los más heridos debido a la explosión de la burbuja inmobiliaria, y “desaceleración económica”.
Muchos trabajadores de la reserva alternan el trabajo de estacionalización entre invierno, (turismo, hosteleria, etc.) y verano (construcción, turismo, etc.).
En lo que concierne al turismo, existe una gran disparidad entre el turismo de invierno, y el de verano. Este último no suele ser tan atractivo, ya que las opciones turísticas que se ofrecen en verano, son muy comunes en muchas zonas de montaña, y además, se compite con las zonas costeras.
Los que decidimos en su tiempo adaptarnos a la industria del turismo, conocemos las dificultades de adaptarlas a las diferentes épocas del año.
Ahora podremos apreciar este plan dedicado al tratamiento estadístico que elimina las variantes estacionales en el estudio de fenómenos económicos, plan de desestacionalización.
Plan cargado de buenas intenciones, y nada más. Porque simplemente será una copia del plan de excelencia turística. Al final las opciones lógicas terminarán en potenciar todos estos recursos de los que disponemos en el Valle.
En el Valle han existido varios tipos de industria, como la minería, agricultura y ganadería, construcción, etc. Ahora estamos en la época del turismo. Todo esto han sido fruto de ciclos y adaptaciones a las necesidades y cultura actuales. Por esto la palabra desestacionalización, se considera más un logo electoral y propagandístico. Nos hemos ido adaptando según las circunstancias, y sobre todo ha marcado la pauta la iniciativa privada, con las pequeñas empresas y autónomos. Colectivo cada vez más desmotivado, cansado y discriminado.
Con plan o sin plan, no nos queda más que esperar, o “buscarnos la vida” de otra forma.
“La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.”
(Ovidio)
Muchos negocios, sobre todo de “era reserva”, cierran sus puertas hasta la siguiente temporada, estival o invernal.
Muchos de estos negocios hacen balance de la temporada, y… los resultados de estos, son muy dispares, sobre todo entre los diferentes sectores. Ahora se deja paso al sector de la construcción, sector de los más heridos debido a la explosión de la burbuja inmobiliaria, y “desaceleración económica”.
Muchos trabajadores de la reserva alternan el trabajo de estacionalización entre invierno, (turismo, hosteleria, etc.) y verano (construcción, turismo, etc.).
En lo que concierne al turismo, existe una gran disparidad entre el turismo de invierno, y el de verano. Este último no suele ser tan atractivo, ya que las opciones turísticas que se ofrecen en verano, son muy comunes en muchas zonas de montaña, y además, se compite con las zonas costeras.
Los que decidimos en su tiempo adaptarnos a la industria del turismo, conocemos las dificultades de adaptarlas a las diferentes épocas del año.
Ahora podremos apreciar este plan dedicado al tratamiento estadístico que elimina las variantes estacionales en el estudio de fenómenos económicos, plan de desestacionalización.
Plan cargado de buenas intenciones, y nada más. Porque simplemente será una copia del plan de excelencia turística. Al final las opciones lógicas terminarán en potenciar todos estos recursos de los que disponemos en el Valle.
En el Valle han existido varios tipos de industria, como la minería, agricultura y ganadería, construcción, etc. Ahora estamos en la época del turismo. Todo esto han sido fruto de ciclos y adaptaciones a las necesidades y cultura actuales. Por esto la palabra desestacionalización, se considera más un logo electoral y propagandístico. Nos hemos ido adaptando según las circunstancias, y sobre todo ha marcado la pauta la iniciativa privada, con las pequeñas empresas y autónomos. Colectivo cada vez más desmotivado, cansado y discriminado.
Con plan o sin plan, no nos queda más que esperar, o “buscarnos la vida” de otra forma.
“La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.”
(Ovidio)
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